domingo, 21 de octubre de 2018

Amor no correspondido.




Como disparo súbito caíste dentro de mi alma, mellando el corcoveante órgano de mi pecho, rasgado ya por tanto latir en vano; con un último disparo cercenaste lo que quedaba, con tu sonrisa hiciste trizas lo que sobró.


De los sueños razón y de mi corazón condena.

Mujer que caminas siempre por mi vereda, letal cuando camina y letal cuando lo desea.

A conciencia moras por las paredes de mi corazón fulminado, observando de lejos los trozos que yacen calcinados.

Calcinados por tu fuego, por tus besos, calcinados porque soy yo quien no te tengo.


Pasa el viento e intenta llevárselos, pero el peso de tu amor le impide limpiarlos.

Se siente fuerte aún, el fuego vive, crece, quema y se extiende; arrasando sentimientos a su paso, doliente.

¿Cómo se apaga un incendio cuando el agua es combustible?, no lo sé. Pero si es inflamable este amor, la explosión es inevitable.


Me despido de este mundo con sollozos sentidos y pena, me despido estando muerto, yaciendo lanzado al olvido, queriendo ser y resultando no ser querido.


De mi voluntad tormento, de mi corazón alivio, tiempo y muerte me abrazaron, hasta volverse uno conmigo.